En un incendio las estructuras metálicas pierden sus propiedades mecánicas y portantes, de ahí la importancia de proteger contra el fuego vigas y pilares de hormigón o metálicos, siendo lo más habitual estos últimos.
Hoy repasaremos los tres procedimientos principales con los que podemos proteger casi cualquier estructura:
- Pinturas intumescentes; pinturas con agentes carboníferos, resinas y agentes espumificantes. Es la opción que menos recomendamos ya que tiene varios inconvenientes: el fabricante especifica un espesor en concreto (expresado en mciras) para cada tipo de viga, por lo que es difícil controlar su aplicación; aunque ofrecen protecciones de hasta EI180, a partir de EI90 se dispara el espesor a aplicar y por lo tanto el coste; tiene una durabilidad reducida de aproximadamente 5 años; deja la estructura vista, por lo que dependiendo de su ubicación no queda estético.
- Morteros proyectados; son morteros en base yeso y fibras minerales de baja conductividad térmica. Existen una gran variedad de productos en el mercado con los que se alcanzan hasta un EI de hasta 240 minutos. Son productos altamentes recomendados ya que tienen un bajo coste en comparación con la placa y aunque su acabado estético es un poco basto, no deja de ser una solución válida si la estructura está en un almacén o en un sitio en el que el acabado tenga poca importancia.
- Protección por cajeados; se cajonea el perfil con placas PPF, placas de yeso laminado reforzada con fibra de vidrio de hilo corto no tejido. Según el perfil a proteger se instalan placas de 13, 15 ó 25mm o diversas combinaciones de ellas. Es la solución ideal ya que presenta una serie de ventajas que la destacan del resto de opciones, aplicación fácil y limpia, buenos acabados estéticos y nulo o poco mantenimiento.
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